Lo único que se

En verdad no hay que complicarse mucho, cuando estas con ella nada más importa, no debe haber en tu mente ni en tu cuerpo espacio para más nada que no sea el deseo por sentir el contacto de su piel y la cercanía de su aliento. En ese momento no caben las dudas, ya luego verás si hay cosas que deban decirse o hacerse con algún propósito, pero al tenerla en frente, tu único fin tiene que ser quererla, llena tus ojos de su imagen, permitir que su sonrisa te saque de tus oscuridades, que ella sienta que es verdaderamente importante para ti. Que el resto del mundo desaparezca, que tus preocupaciones se desvanezcan al verte en sus ojos. Cuando te pregunte que estás pensando, dile que piensas en lo que sabes cuando la tienes cerca y será el momento más apropiado para que con mucho sentimiento y absoluta sinceridad, te abras ante ella y le hables de tus conocimientos, llegó la hora de que le digas… “LO ÚNICO QUE SÉ”… Sólo sé que no sé nada, dijo el filósofo aquél, tú te quedaste callada, muy obvio me resultó que imaginaste que yo no sabia más que él. ¡Y tuviste mucha razón! Para nada te reclamo que saques esa conclusión, que yo mismo saqué, pues lo único que sé es que con el alma te amo. ¿Qué me interesa ya saber lo que saben los labios? Si lo que quiero es beber callando nuestras voces, del dulce néctar de dioses que brota de tus labios. Igual se mucha cultura la que obtengo de eso, porque es tanta la dulzura, que aunque parezca un insulto, creo que me hago más culto cada vez que te doy un beso. A mí en verdad la sabiduría muy relativa me resulta, porque de pronto un día, siento así, porque si que el hecho de amarte a ti es algo de gente culta. Pero notando como noto que la vida es tan corta, yo un minuto no lo boto sin sentirme por ti anhelante, ¡que me llamen ignorante! ¡a mí que diablos me importa! Así que admito que es cierto, yo sé que tú lo entenderás, dejo el debate abierto, pero te digo, soy sincero… si yo sé que quiero ¿para qué necesito saber más” (Original dedicado para quien lo sienta)

Por Eros