Dormir menos de seis horas provoca mayor riesgo de tener enfermedad cardiovascular.:
Las personas que duermen mal y poco, tienen un 63 por ciento más de riesgo de enfermedades cardiovasculares y un riesgo 79 por ciento mayor de incidencia de cardiopatía isquémica, en comparación con personas con sueño normal y buena calidad del mismo, según un nuevo estudio presentado en la EuroPrevent 2011 en Ginebra, Suiza.
Según Marieke Hoevenaar Blom (Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente, Bilthoven, Holanda) varias investigaciones encontraron un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en quienes duermen poco en comparación con aquellos que duermen normalmente, pero este es el primer estudio en tener en cuenta la calidad del sueño. Los resultados deberían ayudar a confirmar que un sueño sub óptimo es un factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, algo no muy apreciado en la comunidad cardiológica.
Hoevenaar Blom, quien estudia para un doctorado en prevención primaria de enfermedades cardiovasculares por el estilo de vida, presentó sus hallazgos de un trabajo de 12 años de seguimiento en una cohorte holandesa. A consecuencia del mismo fue nominada para el premio de investigador joven y también fue aceptado por la revista Sleep para su publicación.
Según los resultados del trabajo presentado, es muy importante evaluar el sueño, y especialmente la calidad del sueño, al ver a un paciente, porque es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Cuando un paciente está durmiendo mal, si bien es importante el establecer la causa, existen algunas medidas como la restricción de la ingesta de bebidas con cafeína después de cierta hora de la noche, así como no ver televisión tarde en la noche, especialmente noticieros, que pueden ayudar.
En el estudio llamado Proyecto de Monitoreo de factores de riesgo y enfermedades crónicas en los Países Bajos (MORGEN), por sus siglas en inglés), Hoevenaar Blom y colaboradores exploraron las asociaciones combinadas de la duración del sueño y su calidad con el riesgo de enfermedad cardiovascular y la incidencia de cardiopatía isquémica coronaria.
Se evaluaron 20 mil 432 participantes entre mil 993 y mil 997 (hombres y mujeres) entre 20 y 65 años de edad, sin historia de enfermedad cardiovascular; la duración y calidad del sueño fue evaluada por un cuestionario llenado por los mismos participantes; los datos de morbilidad, estatus vital y causas de muerte fueron obtenidas en relación con varios registros nacionales hasta enero de 2008. También se tomaron en consideración la información del nivel educativo, el hábito tabáquico, la actividad física, la autopercepción del estado de salud, la toma de medicación antihipertensiva y anticolesterol, así como la ingesta de alcohol y café.
La duración promedio del sueño se evaluó preguntándole a los participantes cuántas horas de sueño por lo general tenían en un período de 24 horas. Se definió sueño de corta duración un sueño de seis horas o menos, mientras que sueño de larga duración a aquellos que dormían durante nueve horas o más por período de 24 horas. Dormir de siete a ocho horas fue designado “normal”. La calidad del sueño se evaluó en los primeros dos años de mediciones de referencia con la pregunta, “¿Usualmente Usted se levanta sintiéndose descansado?”. Se tomaron en cuenta para el análisis todos aquellos que respondieron categóricamente “si” o “no”, excluyéndose los que respondieron dubitativamente. De esta forma sólo entraron en el análisis de la calidad del sueño 6 mil 683 participantes.
Después de 10 a 15 años de seguimiento (un promedio de 11.9 años), mil 486 participantes desarrollaron enfermedad cardiovascular, de los cuales 177 fueron fatales y se presentaron mil 148 eventos de cardiopatía isquémica, 88 fatales. Después de ajustar por factores de confusión multivariados, los dormidores de corta duración (6 horas) tuvieron un riesgo 15 por ciento mayor de enfermedades cardiovasculares totales en comparación con los participantes con la duración normal del sueño y un riesgo 23 por ciento mayor de cardiopatía isquémica en comparación con los de sueño normal. Ajustes adicionales por riesgos biológicos intermedios atenuaron los riesgos relativos a 11 por ciento y 19 por ciento respectivamente.
Por otra parte, no se encontró asociación entre la calidad del sueño y la incidencia de enfermedades cardiovasculares, pero cuando se evaluó la calidad del mismo en combinación con la duración del sueño, los de sueño corto con mala calidad tenían un riesgo 63 por ciento mayor de enfermedad cardiovascular y un riesgo 79 por ciento mayor de cardiopatía isquémica en relación con aquellos participantes con una duración normal y buena calidad del sueño, después del ajuste por todos los factores confundidores.
Los investigadores no encontraron ninguna asociación entre la duración larga del sueño y las enfermedades cardiovasculares, un hallazgo que contradice estudios previos. Nunca hubo ningún mecanismo biológico para explicar por qué las personas que duermen más tienen un mayor riesgo, pero pudiera ser debido a la causalidad inversa, ya que estas personas fueron tal vez en primer lugar enfermos y por lo tanto dormían más tiempo.
En conclusión, las personas que duermen poco tienen un riesgo mayor de enfermedades cardiovasculares y de cardiopatía isquémicas y el riesgo en quienes duermen poco es mayor si la calidad del sueño adicionalmente es mala, es realmente la combinación que es importante. (Patilla)
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