Matt Duncan estaba frente al televisor cuando las cadenas internacionales empezaron a emitir en directo cómo una ola gigante arrasaba la Costa Este de Japón el 11 de marzo de 2011. Duncan, que se dedica a la fabricación de casas flotantes en la región australiana de Gold Coast, quedó impresionado por la dureza de las imágenes del tsunami.
Cerca de 13.000 personas murieron ahogadas ese día. Desde entonces, en la cabeza de este empresario naval no dejó de resonar una pregunta:“¿qué podría haber hecho yo para salvar a esa gente?”.
La respuesta ha llegado un año y medio después de la tragedia. El Tsunami Survival Pod es una resistente cápsula de acero, flotante y hermética, capaz de aguantar las embestidas del agua y de objetos que arrastra. “Puede resistir el impacto de masas de escombros de hasta seis toneladas de peso”, explica Duncan a la web de noticias local Goldcoast.com.
Para perfeccionar su invención, visionó decenas de horas de metraje de la catástrofe de Japón para así anticipar las dificultades con las que podría encontrarse la cápsula en una emergencia semejante. De ahí que este gigantesco salvavidas fuera diseñado para ser insumergible y para no quedar atrapado a merced de los restos flotantes.
El interior no es demasiado confortable pero cumple con su misión: asegurar la supervivencia de sus ocupantes. Con un estilo que recuerda al de los coches de rally, ofrece refugio a cuatro personas en asientos anatómicos equipados con arneses de seguridad de cinco anclajes. Incluye también cascos para evitar peligrosos golpes en la cabeza durante el vaivén provocado por las olas.
Pensado para facilitar el rescate
Cuenta con un depósito de oxígeno que ofrece suministro suficiente para que cuatro personas “en estado de pánico” –lo que supone un mayor consumo de aire– aguanten más de dos horas y media sin necesidad de abrir la escotilla superior. Ese tiempo debería ser más que suficiente como para que la cápsula de salvamento se encuentre fuera de peligro y dispuesta para el rescate de sus ocupantes.
“Si finalmente llegase a mar abierto, cuenta con luces intermitentes y localizador para que los servicios de emergencias la puedan encontrar fácilmente. Además, tiene ganchos de elevación que permiten una evacuación con helicóptero”, asegura su creador.
Barato y fácil de almacenar
Matt Duncan y su compañía, The Havana HouseBoats, han comenzado a recibir solicitudes para la fabricación de varias unidades de su prototipo de cápsula de supervivencia. El precio al que se comercializará es
de 8.500 dólares, poco más de 7.000 euros.
Su creador asegura que el Tsunami Survival Pod cuenta con unas dimensiones que lo hacen almacenable en un garaje estándar de vivienda unifamiliar. Además, está equipado con ruedas para que una sola persona lo pueda mover con facilidad.
Afirma también que su creación no está únicamente pensada para las familias que viven en lugares con riesgo de sufrir tsunamis, sino también para aquellas zonas con alta actividad sísmica, aunque estén alejadas del mar.
Duncan defiende que no lo ha construido para hacer fortuna sino para evitar muertes en caso de catástrofes naturales: “cada cápsula que venda me hará un poco más feliz, significará que cuatro personas salvarán su vida”.
[Fuente]
Cerca de 13.000 personas murieron ahogadas ese día. Desde entonces, en la cabeza de este empresario naval no dejó de resonar una pregunta:“¿qué podría haber hecho yo para salvar a esa gente?”.
La respuesta ha llegado un año y medio después de la tragedia. El Tsunami Survival Pod es una resistente cápsula de acero, flotante y hermética, capaz de aguantar las embestidas del agua y de objetos que arrastra. “Puede resistir el impacto de masas de escombros de hasta seis toneladas de peso”, explica Duncan a la web de noticias local Goldcoast.com.
Para perfeccionar su invención, visionó decenas de horas de metraje de la catástrofe de Japón para así anticipar las dificultades con las que podría encontrarse la cápsula en una emergencia semejante. De ahí que este gigantesco salvavidas fuera diseñado para ser insumergible y para no quedar atrapado a merced de los restos flotantes.
El interior no es demasiado confortable pero cumple con su misión: asegurar la supervivencia de sus ocupantes. Con un estilo que recuerda al de los coches de rally, ofrece refugio a cuatro personas en asientos anatómicos equipados con arneses de seguridad de cinco anclajes. Incluye también cascos para evitar peligrosos golpes en la cabeza durante el vaivén provocado por las olas.
Pensado para facilitar el rescate
Cuenta con un depósito de oxígeno que ofrece suministro suficiente para que cuatro personas “en estado de pánico” –lo que supone un mayor consumo de aire– aguanten más de dos horas y media sin necesidad de abrir la escotilla superior. Ese tiempo debería ser más que suficiente como para que la cápsula de salvamento se encuentre fuera de peligro y dispuesta para el rescate de sus ocupantes.
“Si finalmente llegase a mar abierto, cuenta con luces intermitentes y localizador para que los servicios de emergencias la puedan encontrar fácilmente. Además, tiene ganchos de elevación que permiten una evacuación con helicóptero”, asegura su creador.
Barato y fácil de almacenar
Matt Duncan y su compañía, The Havana HouseBoats, han comenzado a recibir solicitudes para la fabricación de varias unidades de su prototipo de cápsula de supervivencia. El precio al que se comercializará es
de 8.500 dólares, poco más de 7.000 euros.
Su creador asegura que el Tsunami Survival Pod cuenta con unas dimensiones que lo hacen almacenable en un garaje estándar de vivienda unifamiliar. Además, está equipado con ruedas para que una sola persona lo pueda mover con facilidad.
Afirma también que su creación no está únicamente pensada para las familias que viven en lugares con riesgo de sufrir tsunamis, sino también para aquellas zonas con alta actividad sísmica, aunque estén alejadas del mar.
Duncan defiende que no lo ha construido para hacer fortuna sino para evitar muertes en caso de catástrofes naturales: “cada cápsula que venda me hará un poco más feliz, significará que cuatro personas salvarán su vida”.
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