La artritis reumatoide es una enfermedad que puede afectar a todas las articulaciones y se presenta en forma de inflamación que se mantiene de manera constante, principalmente en las manos y en los pies.
Su causa es netamente inmunológica. El sistema inmunológico tiene un inventario de todo lo que forma parte del cuerpo; así, puede identificar cuando algo es extraño al organismo y atacarlo. Con la artritis reumatoide, el defecto inmunológico se refiere a que los anticuerpos no reconocen a las articulaciones como parte del cuerpo humano y se defiende, agrediéndolas con todos los factores de inflamación, hasta destruirlas.
Tener antecedentes familiares con esta enfermedad, ser mujer y estar entre los 40 y 50 años, son factores que hacen que una persona sea más propensa a padecer artritis reumatoide. No es posible prevenir esta enfermedad, ya que si se posee el defecto inmunológico mencionado anteriormente, de cualquier forma la artritis reumatoide va a aparecer. Sin embargo, una persona que es activa físicamente o deportista, puede estar más preparada para resistir el daño a las articulaciones.
Padecer artritis reumatoide en principio puede ser percibido como una desdicha. Como todo diagnóstico, genera un duelo pues representa perder capacidad física, perder independencia, y por lo tanto, afectar al grupo familiar y laboral. Sin embargo, el Dr. Marcos Rivera comentó que el pronóstico para una persona con artritis reumatoide es favorable, siempre y cuando se recomiende un buen tratamiento. “La efectividad del tratamiento va a depender de un diagnóstico temprano, esto es lo que marca la diferencia”, agregó Rivera.
Estudios han revelado que las terapias biológicas ofrecen importantes mejoras al paciente con artritis reumatoide en cuanto a: cantidad de articulaciones dolorosas e inflamadas, mejor calidad de vida, disminución de la fatiga y, principalmente, la detención del progreso del daño articular, causante de la discapacidad que produce este padecimiento.
Desde el inicio de las terapias biológicas, hace más de 10 años, la historia del paciente con artritis reumatoide cambió de forma drástica, según el Dr. Rivera. “En ese momento se encontraban en el pico más fuerte los medicamentos químicos, que tenían un estándar de conformismo para el médico, pues se detenía o enlentecía la progresión, pero nunca se habló del término remisión, que se refiere a neutralizar la artritis”, comentó Rivera.
Gracias a las terapias biológicas, ahora tener artritis reumatoide puede ser sólo un pequeño problema, lo que ofrece un pronóstico muy optimista para el paciente. De hecho, una persona que recibe terapia biológica, puede mantenerse activo; mientras que otra que no recibe este tipo de tratamiento puede no sentir dolor en las articulaciones pero sí perder la movilidad progresivamente.
Unas de las terapias biológicas funcionan bloqueando el linfocito B, que es el que origina la formación de la célula plasmática, que finalmente forma auto anticuerpos. Por ejemplo, recibiendo dosis semestrales, estos medicamentos pueden retrasar, e incluso suspender el proceso de deformación de las articulaciones. Si bien aún no se ha encontrado el momento ideal para suspender la terapia, muchos casos han presentado una importante recuperación del daño articular al pasar el tiempo.
“El tratamiento de la artritis reumatoide es un proceso de reparación continuo, pero como no se puede corregir la causa principal, la falla sigue existiendo. Esa es la importancia del diagnóstico temprano, ya que ofrece mayores alternativas de tratamiento”, comentó el Dr. Rivera.
[Fuente: Prensa Rebeca Parra]
Su causa es netamente inmunológica. El sistema inmunológico tiene un inventario de todo lo que forma parte del cuerpo; así, puede identificar cuando algo es extraño al organismo y atacarlo. Con la artritis reumatoide, el defecto inmunológico se refiere a que los anticuerpos no reconocen a las articulaciones como parte del cuerpo humano y se defiende, agrediéndolas con todos los factores de inflamación, hasta destruirlas.
Tener antecedentes familiares con esta enfermedad, ser mujer y estar entre los 40 y 50 años, son factores que hacen que una persona sea más propensa a padecer artritis reumatoide. No es posible prevenir esta enfermedad, ya que si se posee el defecto inmunológico mencionado anteriormente, de cualquier forma la artritis reumatoide va a aparecer. Sin embargo, una persona que es activa físicamente o deportista, puede estar más preparada para resistir el daño a las articulaciones.
Padecer artritis reumatoide en principio puede ser percibido como una desdicha. Como todo diagnóstico, genera un duelo pues representa perder capacidad física, perder independencia, y por lo tanto, afectar al grupo familiar y laboral. Sin embargo, el Dr. Marcos Rivera comentó que el pronóstico para una persona con artritis reumatoide es favorable, siempre y cuando se recomiende un buen tratamiento. “La efectividad del tratamiento va a depender de un diagnóstico temprano, esto es lo que marca la diferencia”, agregó Rivera.
Estudios han revelado que las terapias biológicas ofrecen importantes mejoras al paciente con artritis reumatoide en cuanto a: cantidad de articulaciones dolorosas e inflamadas, mejor calidad de vida, disminución de la fatiga y, principalmente, la detención del progreso del daño articular, causante de la discapacidad que produce este padecimiento.
Desde el inicio de las terapias biológicas, hace más de 10 años, la historia del paciente con artritis reumatoide cambió de forma drástica, según el Dr. Rivera. “En ese momento se encontraban en el pico más fuerte los medicamentos químicos, que tenían un estándar de conformismo para el médico, pues se detenía o enlentecía la progresión, pero nunca se habló del término remisión, que se refiere a neutralizar la artritis”, comentó Rivera.
Gracias a las terapias biológicas, ahora tener artritis reumatoide puede ser sólo un pequeño problema, lo que ofrece un pronóstico muy optimista para el paciente. De hecho, una persona que recibe terapia biológica, puede mantenerse activo; mientras que otra que no recibe este tipo de tratamiento puede no sentir dolor en las articulaciones pero sí perder la movilidad progresivamente.
Unas de las terapias biológicas funcionan bloqueando el linfocito B, que es el que origina la formación de la célula plasmática, que finalmente forma auto anticuerpos. Por ejemplo, recibiendo dosis semestrales, estos medicamentos pueden retrasar, e incluso suspender el proceso de deformación de las articulaciones. Si bien aún no se ha encontrado el momento ideal para suspender la terapia, muchos casos han presentado una importante recuperación del daño articular al pasar el tiempo.
“El tratamiento de la artritis reumatoide es un proceso de reparación continuo, pero como no se puede corregir la causa principal, la falla sigue existiendo. Esa es la importancia del diagnóstico temprano, ya que ofrece mayores alternativas de tratamiento”, comentó el Dr. Rivera.
[Fuente: Prensa Rebeca Parra]
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