El tema sale en la televisión, en conversaciones secretas entre amigas e incluso es objeto de estudio de los científicos. La infidelidad rompe corazones, pero por más cruel que sea, sigue apareciendo en la historia de la humanidad desde los primeros tiempos.
De Emol
Citando a expertos de la psicología, y para el pesar de muchos, aclara que, en general, la ciencia tiene un aparente consenso de que el ser humano no practica la monogamia por naturaleza. De hecho, “no hay ningún mamífero que lo haga”, dice, citando al psicólogo Juan Molinari, quien también explicó en su momento que aparentemente, el hombre tiene una “disponibilidad emotiva natural”, por sentirse atraído por más de una persona en la vida, aunque esté aparentemente feliz y casado.
A continuación te mostramos algunas categorías que son clasificados los infieles:
-El malabarista: No se enamora y busca relaciones cortas, hasta que decide extender algunas cuantas y se convierte en el circense oriental que ve a cada mujer como un platillo que debe ir tocando de vez en cuando para que sigan dando vueltas, no se caigan, y no se le arruine el show.
-El adictivo calculador: No puede evitar ese gusto por la adrenalina que le provoca la infidelidad, así que se lanza a aventuras con las que corre el riesgo de ser descubierto, pero lo hace con tal cálculo que pasa inadvertido. “Como relata un ejecutivo adulto mayor, ‘hice el amor con una amiga nuestra que estaba de visita en el tiempo justo en lo que se demoró mi mujer en dar de mamar a nuestro hijo recién nacido’”, dice la autora, compartiendo uno de los casos vistos en su libro.
-El que va de víctima por la vida: Es un tipo de persona, mujer u hombre, que se siente tan culpable de ser infiel, que no encuentra más remedio que confesarlo. Eso sí, siempre justificará sus engaños con una historia terrible de su niñez, la que prácticamente le obligó a actuar así.
Otra variante de este tipo es “el sufriente”, que se enamora de cada affair que tiene, pero le duele su poca capacidad de decidirse por separarse y comenzar una nueva relación con el/la patas negras.
También existe una sub categoría denominada: Los “infieles-fieles”
-El infiel ocasional: Es “aquel que comete infidelidad solo cuando decide, en forma voluntaria, responder a estímulos puntuales de tentación”.
-El oportunista: No anda buscando “la maldad”, pero si se encuentra con ella frente a frente, la toma. Cree que “la ocasión hace al ladrón”, así que, como comenta Collyer, suele ser muy común de ver en congresos, seminarios o cualquier actividad que le obligó dejar por un tiempo el hogar y encontrarse lejos, libre y con damiselas o mozos que le prometan una tierna “canita al aire”.
-El asignatura pendiente: Es el individuo que por los azares de la vida se encuentra con esa persona de su pasado (escolar, universitario, laboral, vecinal) que siempre le gustó y con la/el que nunca pudo concretar nada. Cree fervientemente que “es ahora o nunca”.
Casos a parte son “el bulímico”, que es bastante fiel hasta que parece darle un ataque de infidelidad y se mete con varias o varios al mismo tiempo, y el “infiel de las grandes ocasiones”, que comete su engaño solo en aniversarios, para Año Nuevo u otro evento importante. Este tipo asegura que “una vez al año no hace daño”.
Asimismo, la autora incluyó otra clasificación, que se refiere a cuán discretos o directamente sinceros pueden llegar a ser los infieles con sus amoríos.
Así encontramos al “psicopático”, que cuenta todo, pero por venganza. Su técnica está en quedarse callado/a, hasta que se entera que su pareja formal le fue infiel. Ahí le cuenta todo con lujo de detalles y hasta adorna un poco la historia para que su engaño sea mejor que el de su ex cónyuge.
Al contrario, está “el discreto contumaz”, que nunca reconocerá nada, por más que existan pruebas contundentes que lo/a incriminen. Es un caso mucho más extremo del “miente hasta que te pillen con los pantalones abajo”.
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