Al escuchar el concepto “adicción al sexo” probablemente a muchos se les viene a la mente la imagen de algunas celebridades como el golfista estadounidense Tiger Woods, quien en 2009 se vio envuelto en un verdadero escándalo tras descubrirse sus frecuentes romances extramatrimoniales. También es posible que algunos piensen que se trata de una conducta propia de la vida bohemia o el “libertinaje”
Sin embargo, la hipersexualidad es mucho más que eso. A comienzos de 2010, la Sociedad Americana de Psiquiatría anunció que incluiría esta condición en el Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales -una especie de guía oficial de los psicoterapeutas- bajo la categoría de trastorno obsesivo compulsivo, que en este caso se caracteriza por un impulso sexual irrefrenable, pensamientos persistentes y conductas repetitivas que el individuo siente que no puede controlar y además le acarrean una serie de problemas en su vida cotidiana.
Por ejemplo, según los datos de la Sociedad para el Avance de la Salud Sexual (SASH, ex NCSAC) de Estados Unidos recogidos por el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), un 40% de quienes sufren de hipersexualidad son abandonados por sus parejas, un 72% ha tenido pensamientos suicidas, un 17% ha intentado quitarse la vida, un 40% ha sufrido embarazos no deseados, un 36% ha abortado, un 27% ha tenido dificultades en el trabajo y un 68% se ha arriesgado a contraer enfermedades de transmisión sexual por mantener encuentros sin protección.
“La adicción al sexo invade todas las esferas de la vida de la persona y empieza a ser fuente de displacer en el momento en que el afectado pierde el control de la situación tal como plantea su fantasía, permitiendo que lo aventurado, explorador y divertido de toda relación, se torne reforzador del malestar. Esta manifestación representa una conducta repetitiva que pretende calmar la ansiedad por vía inadecuada, mediante la cual, ipso facto produce más malestar y ansiedad de la que se tenía” señaló el Departamento de Psiquiatría de la PUC en un artículo referente al tema.
El doctor Patrick Carnes -propietario de la clínica Pine Grove Behavioural Centre de Misisipi en Estados Unidos, donde se trató Tiger Woods- fue uno de los mayores defensores de que se considerara a la hipersexualidad como un trastorno psiquiátrico, argumentando que “al igual que un alcohólico es incapaz de dejar de beber, estas personas (adictos sexuales) son incapaces de parar su comportamiento sexual autodestructivo”.
Esta adicción, por lo general, se manifiesta en conductas como la masturbación de forma compulsiva, el consumo excesivo de pornografía, la promiscuidad y recurrentes encuentros de una noche, además del exhibicionismo y el voyeurismo. En los casos más extremos, el individuo puede llegar a cometer violación.
Causas y tratamiento
Según la psicóloga clínica y colaboradora honorífica del Departamento de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (España), Vanessa Fernández López, este trastorno que afecta al 6% de la población, puede ser ocasionado por diversos factores. Entre ellos, se encuentran “el fracaso social y la existencia de una familia de origen problemática, desestructurada o con abusos infantiles”, situación que puede exacerbarse en aquellos pacientes con rasgos de personalidad tendiente a la “búsqueda de sensaciones”.
Con respecto a los tratamientos, el Departamento de Psiquiatría de la PUC señala que los más comunes son la terapia cognitivo conductual, que busca que la persona tenga autocontrol; y el uso de fármacos. Sin embargo, aclaran que todo depende del caso puntual y el progreso del paciente.
En definitiva, el proceso va orientado, principalmente, a que la persona pueda manejar sus impulsos, evitando las recaídas y fomentando la adaptación a una nueva vida. Eso sí, recalcan que para resultados exitosos es importante identificar el desencadenante del problema.
¿Eres un “sexo-adicto”?
Si tienes dudas al respecto o te sientes identificado con las descripciones expuestas en esta nota, puedes recurrir al cuestionario elaborado por la organización Sexo Adictos Anónimos, quienes plantearon una serie de preguntas que pueden dar indicios de una posible dependencia sexual. Conoce las más relevantes a continuación:
1. ¿Guardas secretos sobre tus actividades sexuales o románticas? ¿Mantienes una vida doble?2. ¿Tus necesidades te han orillado a tener sexo en sitios o en situaciones o con gente con las que normalmente no te involucrarías?3. ¿Te has dado cuenta de que tus fantasías románticas o sexuales causan problemas en tus relaciones o que te prohiben dar cara a tus problemas?4. ¿Frecuentemente quieres alejarte inmediatamente de una pareja sexual después de tener sexo? ¿Frecuentemente sientes remordimiento, vergüenza o culpabilidad después de un encuentro sexual?5. ¿Sientes vergüenza de tu cuerpo o de tu sexualidad, de tal manera que evitas tocarte el cuerpo o participar en relaciones sexuales? ¿Temes no tener sentimientos sexuales? ¿Temes ser asexual?6. ¿Te han arrestado alguna vez, o hay peligro de arresto, debido a tus prácticas de voyeurismo, exhibicionismo, prostitución, sexo con menores de edad, llamadas telefónicas obscenas, etc.?7. Tus actividades sexuales, ¿incluyen riesgos, amenazas, o la realidad de enfermedades, embarazo, coacción o violencia?8. Tu comportamiento sexual o romántico, ¿te ha dejado alguna vez con el sentimiento de una falta total de esperanza, enajenación, o con ganas de suicidarte?
Si respondiste “sí” a una o más preguntas, es recomendable que visites a un especialista. Además puedes consultar otros test en línea, como el del portal Adicciones.org.
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