Cambios violentos de humor, fluctuaciones entre períodos de estados de euforia y/o depresión, comportamientos imprudentes y falta de autocontrol pueden ser algunos de los indicadores de padecer trastorno bipolar (TB). Esta patología psiquiátrica es probablemente una de las más complejas por confundirse con simples alteraciones del ánimo; además, ocurre entre el 1% y 5% de la población mundial.
Existen dos tipos de trastornos bipolares, que surgen por el desequilibrio de ciertos neurotransmisores del sistema nervioso central. El primero –o tipo I– presenta episodios de manía, y el segundo –o tipo II– eventos de depresión e hipomanía. Para ambos casos existen diversas opciones farmacológicas que le devuelven a estos pacientes su estabilidad emocional, pero para esto es necesario un tratamiento que se acate sin interrupciones, incluso cuando la persona ya no presenta síntomas.
Aceptar estar atado a un medicamento de por vida es una decisión compleja, sobre todo porque los pacientes con trastorno bipolar suelen comenzar a presentar síntomas cuando son jóvenes (entre los 13 y 26 años). Es fundamental la adherencia –o grado de compromiso del paciente– al medicamento para que la persona cumpla con el tratamiento de la manera indicada.
Por esta razón, la psicoeducación es la piedra angular para que la persona interiorice que debe adherirse al tratamiento de mantenimiento, siendo este el que se conserve incluso después de la desaparición de los síntomas y a lo largo del transcurso de su vida. El doctor Manuel Sánchez de Carmona, Presidente del Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Trastorno Bipolar afirma que “si el paciente no entiende qué es lo que tiene, cuáles son los síntomas y cómo se reconoce su padecimiento, nunca va a tomarse las medicinas. Hay que educar, y explicar en detalle las consecuencias de no tomar el tratamiento, para prevenir los riesgos”.
Igualmente, el galeno asegura que la psicoterapia también es necesaria para sobrellevar el proceso de reinserción a la sociedad, en el que el paciente nuevamente se encuentre cómodo en su ambiente. No se trata solamente de estar asintomático, sino recobrar la confianza en sí mismo y que el entorno esté otra vez en sintonía con la persona. Para esta tarea la familia es fundamental, por esta razón la terapia educacional debe ser en grupo.
Si bien no hay manera de prevenir esta enfermedad, sí es posible detectarla a tiempo. Todas aquellas personas que tengan algún familiar directo con esta patología son altamente propensos a sufrirla, porque tiene una fuerte carga hereditaria. De igual manera, “hay que tener mucho cuidado con sustancias estimulantes, drogas y alcohol en exceso, ya que esto aumenta las posibilidades de padecer esta patología”, afirma el especialista.
Según el galeno, el futuro para los pacientes con bipolaridad se vislumbra cada vez más optimista, dentro de un mundo que, gracias al avance médico y tecnológico, descubre todos los días algo nuevo.
[Fuente: Prensa Comstat Rowland]
Existen dos tipos de trastornos bipolares, que surgen por el desequilibrio de ciertos neurotransmisores del sistema nervioso central. El primero –o tipo I– presenta episodios de manía, y el segundo –o tipo II– eventos de depresión e hipomanía. Para ambos casos existen diversas opciones farmacológicas que le devuelven a estos pacientes su estabilidad emocional, pero para esto es necesario un tratamiento que se acate sin interrupciones, incluso cuando la persona ya no presenta síntomas.
Aceptar estar atado a un medicamento de por vida es una decisión compleja, sobre todo porque los pacientes con trastorno bipolar suelen comenzar a presentar síntomas cuando son jóvenes (entre los 13 y 26 años). Es fundamental la adherencia –o grado de compromiso del paciente– al medicamento para que la persona cumpla con el tratamiento de la manera indicada.
Por esta razón, la psicoeducación es la piedra angular para que la persona interiorice que debe adherirse al tratamiento de mantenimiento, siendo este el que se conserve incluso después de la desaparición de los síntomas y a lo largo del transcurso de su vida. El doctor Manuel Sánchez de Carmona, Presidente del Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Trastorno Bipolar afirma que “si el paciente no entiende qué es lo que tiene, cuáles son los síntomas y cómo se reconoce su padecimiento, nunca va a tomarse las medicinas. Hay que educar, y explicar en detalle las consecuencias de no tomar el tratamiento, para prevenir los riesgos”.
Igualmente, el galeno asegura que la psicoterapia también es necesaria para sobrellevar el proceso de reinserción a la sociedad, en el que el paciente nuevamente se encuentre cómodo en su ambiente. No se trata solamente de estar asintomático, sino recobrar la confianza en sí mismo y que el entorno esté otra vez en sintonía con la persona. Para esta tarea la familia es fundamental, por esta razón la terapia educacional debe ser en grupo.
Si bien no hay manera de prevenir esta enfermedad, sí es posible detectarla a tiempo. Todas aquellas personas que tengan algún familiar directo con esta patología son altamente propensos a sufrirla, porque tiene una fuerte carga hereditaria. De igual manera, “hay que tener mucho cuidado con sustancias estimulantes, drogas y alcohol en exceso, ya que esto aumenta las posibilidades de padecer esta patología”, afirma el especialista.
Según el galeno, el futuro para los pacientes con bipolaridad se vislumbra cada vez más optimista, dentro de un mundo que, gracias al avance médico y tecnológico, descubre todos los días algo nuevo.
[Fuente: Prensa Comstat Rowland]
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